Un par de días después hemos montado un piso franco en el centro de Madrid y estamos discutiendo nuestro plan de actuación para reventarlo todo, aquí en el infierno superficial, sabiendo que debemos pasar desapercibidos a los ojos del cielo. Algo que desde el principio se entiende como difícil si te enfrentas a un enemigo que potencialmente lo ve todo y está en todas partes. No obstante, lo logramos poniendo cara de buena gente y mimetizándonos con el entorno, es decir, pecando a saco con las cosas normales, como el resto de la humanidad.
-Vamos a ver, repasemos la situación -digo mirando a los otros con la expresión seria que requiere un resumen de la problemática- La gente nace en el cielo y permanece allí si no hace nada considerado pernicioso por el sistema, pero si pecan les mandan aquí, a la superficie de la tierra, a la parte light del infierno, donde es mucho más fácil pecar de nuevo porque este sitio es una mierda cutre que carece de las mínimas condiciones de vida. Bueno, es algo más soportable si eres un cabrón con pintas, en cuyo caso te diviertes jodiendo un poco al resto de pecadores y te lo vuelves a pasar de puta madre disfrutando de la pasta que les has sacado en depravación y vicio, facetas que, no lo vamos a negar, molan bastante.
-Sí, digamos que esto es como el barrio chino del cielo, sólo que en plan perverso y adictivo, si pasas por aquí es casi seguro que no vas a volver -dice Alicia.
-¿Nadie vuelve al cielo? -pregunta Paquito.
-Se dan muy pocos casos. Que yo recuerde alguno de la familia Alvarez del Manzano y poco más. Pero en su caso juegan con ventaja, su apellido rimbombante señala que son de buena familia.
Los apellidos siempre ayudan -dice Antoñito.
-Bueno, la cosa es que el que llega hasta aquí permanece un tiempo a prueba pero no sabe que lo está y no recuerda nada de su vida anterior en el cielo, así que lo normal es que reincida continuamente, con lo que termina cayendo al nivel inferior del infierno, a la parte de abajo que básicamente es como esta sólo que carece de la parte del vicio y la depravación por lo que termina molando bastante menos -digo señalando el suelo-. Allí ese pecador vuelve a recordar todo su pasado pero ya le da lo mismo porque no hay vuelta atrás.
-Salvo que consigas escapar como mi niña y yo -dice Antoñito- Que es que somos la hostia, no me jodas, escaparse del infierno, somos míticos.
-Bien, eso estuvo bien, gracias a ello tenemos el libro que chorásteis en el infierno. Si le hablamos a cada persona sobre su pasado conseguiremos que recuerden y se unan a nosotros. El problema es que debemos dar por supuesto que los del cielo tienen montada una red de información para controlar a toda esta peña de delincuentes de todo tipo a la que para simplificar llamamos humanidad -comento- y la utilizarán para localizarnos. Sería cojonudo saber cual es esa red para buscar la manera de evitarla, pero no tenemos ni idea de la forma que han dado a su organización de espías. Es lo primero que tenemos que averiguar para que no nos trinquen. ¿Cómo controlar a la humanidad sin que se entere? Pensad, rompeos la cabeza, que oiga yo rechinar los entresijos de vuestro cerebro. Pensad. Tiene que ser algo bien organizado, muy grande, lo suficiente para controlarlo todo, y al estilo del cielo, muy pulcro, muy higiénico, una familia unida e ideal. Y seguro que con algún guiño a lo celestial, algún simbolismo muy evocador, ya sabemos que eso no lo pueden evitar.
Todos pensamos pero no se nos ocurre nada. Pero de pronto,
-¡Apple! -grita Alicia.
-¡Joooooooooder! ¡Exacto! ¡Apple, como no nos hemos dado cuenta antes, mecagoenelmundoladrón! ¡Apple! Seguro que es eso. Bien, si alguno tiene un iphone que lo destroce ahora mismo. No podéis usar itunes, ni el ipad, ni el ipod, ni el imac, ni nada de la marca de la manzana, ni nada que tenga una “i” ¡son i-dispositivos espía! -digo mientras todos machacamos nuestros teléfonos.
-Perfecto, vamos de puta madre! -dice Paquito- Lo siguiente es buscarnos algún medio de vida legal que no llame la atención, así reduciremos los riesgos. Tiene que ser algún tipo de negocio dentro de la legalidad vigente, y mucho mejor si es algo que de paso nos ayude en nuestro propósito.
-Sí, hay que aprovecharse de que en esta parte del infierno está permitida la iniciativa privada -comenta Alicia- Fíjate, yo había pensado que un local de adivinación sería ideal. La gente vendría a que le leyeran las cartas para conocer el futuro y todo eso y en realidad les soltaríamos todo lo que sabemos sobre su pasado. Y así poco a poco iríamos haciendo adeptos para la rebelión.
-Cojonudo, es una tapadera casi perfecta -respondo.
-Yo seré la sacerdotisa y vosotros os ocuparéis de darme soporte y de ir dirigiendo adecuadamente a los nuevos adeptos. La estética es muy importante así que os vestiréis con túnicas azules, pondremos una habitación medio a oscuras, quemaremos sándalo y cosas así. Ya veréis que bonito.
Un mes después el negocio marcha estupendamente. Tenemos tantos clientes que hay una larga lista de espera, a veces incluso olvidamos leerles su pasado de tantos ingresos que generamos, porque encima pagan. Con este montón de dinero conseguimos pasar desapercibidos ante los vigilantes celestiales, defraudamos a hacienda, sobornamos a algún alcalde aunque sin objetivo aparente, jugamos al póker y visitamos diversos antros de perversión mental y física. Nadie se fija en nosotros, nos hemos mimetizado con la masa igual que un perro gris lo haría con una masa de cemento sin fraguar.
El negocio va tan bien que organizamos una franquicia y diversificamos en diferentes formas de negocio, máquinas que leen el futuro en las ferias, teléfonos de pago de diversos adivinos, galletitas chinas, gitanas que leen la mano, variedades en las que trabajan los nuevos rebeldes que se van convirtiendo. Incluso tenemos una máquina Zoltar que adivina el futuro en la planta joven de El Corte Inglés de Castellana.
Es evidente que los del cielo se han dado cuenta de lo que pasa y nos están buscando como locos. No saben cómo funcionamos pero van cercándonos con sus nuevos inventos. Las i-gafas buscadoras de rebeldes nos hacen mucho daño al principio, hasta que conseguimos sabotear su fábrica en China infiltrando en su consejo de administración un aparato haciéndoles creer que es de su propia producción: El i-lector de manos (falso) que les convierte a todos.
El i-reloj también resulta devastador al principio pues no se ve bien la “i” en la caja y muchos de los nuestros, ignorando su origen, lo compraron porque es muy bonito y da muy bien las horas y también te dice las pulsaciones por minuto y otras cosas muy útiles como el porcentaje de humedad ambiental, pero inocula una dosis letal de lejía al dar las doce de la noche del viernes, una vez que concluye que su dueño es un rebelde. También es mala leche, pudiéndolo programar para el lunes a las 8 de la mañana. Pero conseguimos solucionar el tema mandando a los ingenieros de la fábrica una i-carta de felicitación de la empresa que en realidad les cuenta su pasado en el cielo. Ahora la producción es nuestra y todos los i-relojes van programados para convertir a sus dueños a la causa, contándoles su pasado.
Incurrimos en algunos errores debido al confuso léxico del enemigo, como cuando intentamos destruir toda la producción del i-rrigador bucal, pero en general focalizamos bastante bien el problema. Hombre, hay que reconocer que algunas campañas de destrucción de i-dispositivos como la del vehículo hí-brido son ciertamente sonrojantes. No hay excusa, son producto de los nervios y una muestra de la variopinta estratificación educacional de nuestras huestes, pero debemos considerarlas un paso necesario en nuestro avance hacia la victoria.
Los del cielo finalmente nos localizan y mandan un par de veces comandos de asalto compuestos por ángeles celestiales de élite (para que nos entendamos, como los egos de aquí pero con túnicas blancas y sin acné) que intentan asaltar nuestra sede central y mandarnos al infierno, pero hemos rodeado nuestro edificio con un laberinto de manzanos del pecado y ninguno ha conseguido traspasarlo hasta el momento. Todos viven ahí dentro, en el laberinto, comiendo manzanas y bailando desnudos. A veces me dan envidia.
Pronto la tierra entera es nuestra. Todo el mundo conoce su pasado, la vida que llevaba cuando estaba en el cielo y la razón por la que le expulsaron. Es comprensible el enfado de todos los que vivimos aquí sometidos a una prueba sin saberlo, igual que no sabíamos lo que dejamos atrás, en nuestra vida anterior. Tampoco los del cielo están contentos, lo cual es más difícil de entender dado que ahora el 100% de la humanidad cree en el cielo y en el infierno, se acabaron los ateos y las religiones alternativas. Hombre, los Hare-Krishna siguen con lo suyo, pero yo creo que eso ya es producto de otro tipo de influencias. La fe se ha extendido como nunca lo había hecho y aún así los organizadores de este tinglado no están contentos, joder, ¿queremos el objetivo o que las cosas se hagan a nuestra manera? Vamos a aclararnos. Si fueran más coherentes nos darían las gracias y nos harían ministros del cielo, o arcángeles, o al menos directores de orquesta.
A pesar de haber ganado la primera batalla la situación es difícil, el enemigo controla todo el espacio exterior con las fuerzas del cielo y todo el interior con las del infierno. Es decir, que nos queda sólo la corteza de la tierra, pero es justo donde crecen las manzanas así que dominamos una parte importante del sistema. No es mucho pero lo defendemos. Resistimos una sucesión interminable de rayos divinos, diluvios, plagas de langostas. Aguantamos bien, sin muchos problemas ya que a estar jodidos de una forma u otra estamos acostumbrados. ¿Qué es una plaga de hormigas asesinas en comparación con 4 años padeciendo a Mariano? Sin embargo, nos hacen bastante daño sus acciones subversivas silenciosas, como la conversión en gratuitos de todos los servicios de pago de pornografía en internet, o la emisión gratuita de tarjetas de crédito sin límite de gasto, o el 3x2 del Hipercor. Estas cosas dispersan mucho la atención de las bases, que ya son inconstantes y pecadores por su propia naturaleza.
En una segunda fase el enemigo decide atacar desde dentro hacia fuera. Demonios y condenados de diverso tipo vagan por la tierra en busca de humanos a los que arrastrar a las fauces del infierno, pero por lo general terminan saliendo de copas juntos y la mayoría se pasan a nuestro bando. Los motivos son muy claros, tener colegas en un mundo como el nuestro es una ventaja importante, ahorra tiempo y maximiza el disfrute, no le dieron valor a ese factor y por eso tantos demonios se nos han unido.
Primero, ya era previsible cierta simpatía entre condenados y pecadores, cuando se comparten intereses es lo que pasa. Y luego es que viene muy bien llegar a esta civilización y que alguien te enseñe donde ponen la cerveza fría y la hamburguesa con mucho bacón, o un colega que te acerque hasta el garito de turno en el que dejan fumar y que te presente a unos amigos con los que charlar de fútbol o del culo de Kim Kardashian, o que a altas horas de la madrugada te tiente con una visitilla a un club en el que liberar las tensiones de la noche en lugar de llevarte a casa a dormir. Estas cosas un demonio las valora y difícilmente se podrá resistir.
Por otra parte es que la estrategia era mala de por si. Hala, demonios subid a la superficie y atrapad a todos los pecadores que podáis. Vale, chaval, ¿y si no qué? Si subo y me doy un garbeo pasando de atrapar a la peña ¿qué pasa?¿me mandas al infierno? ¡Pero si ya estoy aquí! ¿Me acercas un poco más a la hoguera? ¡Pero si estoy pisando ascuas, buen hombre! En fin, que la cuestión había fracasado desde el mismo momento en que se planteó y el infierno entero sucumbió enseguida a nuestros superpoderes: sexo, droga y r’n’r, ouuuuuyeeeeah!
Ahora dominamos el planeta completo, tenemos muy clara la situación, ya no nos andamos con rodeos y llamamos a las cosas por su nombre. Ni tierra ni leches, el planeta se llama infierno. Como muestra de rebeldía modificamos la gran muralla China para formar las letras I-N-F-I-E-R-N-O, que se vea bien desde el espacio.
Por alguna razón desconocida esto irrita aún más a las fuerzas del cielo. Durante las semanas siguientes el combate está muy igualado. Ellos nos mandan todo tipo de maldiciones, venenos, situaciones bíblicas comprometidas y muchas sutilezas por el estilo. Están tan desesperados que algunos de sus gerifaltes son condenados al infierno de la mala leche que se les ha puesto y ahora trabajan con nosotros. Eso nos sirve para conocer los planes del enemigo de primera mano. Dado que ninguna plaga puede acabar con nosotros van a crear un fenómeno, por supuesto fortuito, que empuje la luna hasta que choque con nuestro querido y depravado planeta, así acabarán con el infierno y podrán montarlo otra vez con gente más razonable.
Como sistema de defensa se nos ocurre montar unas pantallas gigántescas orientadas al espacio en las que proyectamos los mejores éxitos del cine porno rumano, algo que de tan raro les impide concentrarse en su misión y todo el que se acerca a nuestro planeta o satélite, termina condenado al infierno y adherido a nuestras filas. Así abortamos su plan maestro de destrucción.
La situación está estancada pues ninguno de los dos bandos somos capaces de avanzar de forma notable y permanente. Ellos nos mandan plagas y nosotros pornografía, pensamientos obscenos y chistes irreverentes, pero ninguno de los bandos progresa adecuadamente. Así que decidimos tomar la iniciativa y tenderles una trampa: la negociación.
Lo primero es buscar un emisario adecuado, alguien con buena imagen, que sepa derribar las barreras, eliminar los recelos, que se muestre cercano y respetuoso con sus ideas. Decidimos hacer una votación y después de muchas deliberaciones descartamos a todo el sector masculino por su rudeza y maneras algo toscas, también es que los candidatos propuestos eran Iggy Pop y Jack Nicholson, que yo creo que no dan del todo la imagen necesaria, aunque se acerquen. Entre las féminas descartamos la imagen elegante y comedida de Donatela Versace y la chispilla de Taylor Swift y al final nos quedamos con la imagen sólida, mística, universal, coherente, rotunda, reflexiva y emotiva en lo más profundo de Scarlett Johansson.
La dejamos en un asteroide dando vueltas alrededor de la tierra, vestida de manera sencilla pero elegante, con una camisetita blanca, no muy larga, que lleva bordado un corazón de flores. Bueno, y una escafandra con oxígeno, claro. Verla en el asteroide intentando estirar la camiseta para taparse la celulitis (que tan bien le queda), mientras da saltos y saluda con la mano a las naves estelares del cielo que hacen guardia por allí es una de las imágenes más emotivas que he visto nunca y la guardo con todo el cariño en mi memoria (un stick usb de 40 Gb en el que tengo grabados este y otros muchos vídeos de nuestra heroína).
Antes de que por fin una nave decida recogerla recibimos un montón de refuerzos en forma de pilotos, tropas estelares y controladores de aeropuerto, condenados al infierno por alguna razón. Y es que Scarlett es mucha Scarlett.
Todo ha salido según lo previsto y recibimos un emisario del cielo que se nos aparece de la nada y nos anuncia que nos reuniremos con las máximas autoridades celestiales en el planeta Marte. Les da igual que para nosotros no sea habitable.
Cuando llegamos allí vemos que han elegido con inteligencia el escenario de la reunión pues les resultará muy favorable en las negociaciones. Ellos no necesitan aire para vivir y pueden estar en Marte igual que en Las Bahamas, pero nosotros acudimos a la reunión con trajes espaciales, respiradores, sometidos a la radiación espacial, al frío, a los vientos marcianos. Todo eso es un handicap a la hora de negociar, sobre todo si la reunión se alarga y se acaba el oxígeno.
Nos sentamos en una mesa preparada para la negociación en mitad de una explanada de tierra, básicamente cualquier lugar del planeta, a un lado seis ángeles de lo más puro y al otro nosotros cuatro, impuros, feos, algo pestilentes y ¡muy cachondos!. Los muy cabrones han puesto cuencos con patatas, cheetos, pipas, cervezas y batidos, con la clara intención de subir nuestro nivel de ansiedad, dado que es evidente que no podemos quitarnos los cascos. Disimulamos sin mostrar ningún síntoma de nerviosismo, sabemos bien lo que tenemos que hacer.
-Bien. Lo primero, las presentaciones. Nosotros representantes planeta Infierno venir en son de paz -digo imitando el acento que ponía Jerónimo en las películas de vaqueros que veía de pequeño- Traer regalo buena voluntad.
-¿Pipa de la paz? dice uno de los ángeles en plan insolente.
-No. Tetas saltarinas -digo dejando sobre la mesa uno de esos artilugios que son dos tetas a las que das cuerda y se ponen a dar saltitos.
-Ja,ja,ja ¡qué gracioso! -dice uno de ellos que inmediatamente es desterrado y unido a nuestras filas. A la primera hemos conseguido que bajen la guardia y se centren en los detalles en lugar de en la parte suculenta.
-¡Buf! A mí es que ver pechos como que me turba mucho -dice otro. Y ¡plum! convertido a pecador también.
Los otros me miran asustados, pidiendo clemencia con los ojos, intentando no mirar al juguetillo que la verdad es que da saltos muy graciosos con eso de la falta de gravedad.
-Si no queréis que saque de mi bolsillo otros artilugios de estos aún más graciosos y eróticos debéis acceder a nuestra lista de peticiones -digo amenazando con meter mi mano en el bolsillo del traje espacial.
-¡No, no, por favor! -dicen los cuatro al unísono.
-Nuestras reivindicaciones son las siguientes. Uno, devolvednos a Scarlett Johansson de inmediato, esto no admite negociación. Dos, queremos la eliminación de todas las normas y de las barreras territoriales y la libre circulación de ciudadanos, de este segundo punto podemos hablar.
-Pero ¿no podíamos quedarnos con Scarlett? Se está adaptando muy bien a la vida en el cielo -dice uno de los ángeles.
-Ni de coña. ¿Tú sabes los buenos momentos que nos ha dado? ¿Sabes lo que tengo yo grabado en mí memoria, chaval? -digo golpeando el casco con mi dedo índice- 40 gigas, chaval, 40 gigas de vídeos de lo más intenso. Y selfies, tío, selfies, sabes de estos que me pongo frente al espejo y me saco la foto así y así -digo intentando adoptar las posturas sexis adecuadas aunque muy obstaculizado por el traje espacial. Aún así dos de ellos desaparecen, sin duda enviados al infierno por sus malos pensamientos. Reconozco que eso reconcilia un poco la imagen que tengo de mí mismo.
-Está bien, está bien, accedemos -dicen los dos que quedan- Os devolvemos a la chica. Pero ¿cómo vamos a hacer eso de la libre circulación?
-Es muy sencillo, el que quiera vivir con las normas del cielo y la vida de allí que lo haga. Y el que quiera ir al infierno y disfrutar del momento que lo haga. Y si hay alguien que quiere unas vacaciones en el otro lado, que lo haga. Pero que todos sepamos lo que hay.
-Pero, eso va a ser un desmadre -dice uno de los ángeles- ¿Qué hacemos con los que no se adapten a ese nuevo sistema y se conviertan en una lacra?
-Los dejamos aquí, en Marte -digo sin pensar, aunque veo que a todos les parece bien.
Firmamos el acuerdo en un pergamino decorado con hojas de manzano. Al despedirnos les regalamos el cacharrillo de las tetas para que se entretengan en el cielo, ahora que ya no pueden ir obligados al infierno. Agradecidos, nos despiden con lágrimas en los ojos.
-¿Y no podríamos hablar otra vez de lo de Scarlett? -dice uno de ellos, en un último intento desesperado.
-Imagino que no querrás empezar otra guerra -respondo.
Volvemos a la tierra en la nave espacial y me las arreglo para sentarme al lado de Scarlett que sigue con la misma camiseta, aunque ahora sin escafandra. La miro de vez en cuando, intentando no centrarme en su piernas, con un poco de timidez, y ella me devuelve su mirada aún más tímida e inevitablemente erótica.
-Este guarda un montón de imágenes tuyas en su memoria -dice Alicia.
-¿En serio? Un admirador, qué bien. ¿Tienes memoria fotográfica? -dice Scarlett.
-Sí…
-No, ¡qué va!” -responde Alicia interrumpiéndome- Lo que tiene es un stick de esos que se enchufa al ordenata, lleno de vídeos tuyos y de fotos de esas del espejo.
-O sea, que eres un pervertido acosador -dice Scarlett con aire de desprecio y mirándome mal.
-Pero ¿qué dices? Si yo te he lanzado al estrellato. O por lo menos a las estrellas. Bueno, vale, después te he salvado de esos puritanos, eso sí, esa parte debes tenerla en cuenta.
Debajo de su mirada tímida y erótica percibo desconfianza pero con un fondo curioso que interpreto como una esperanza. Y es que donde hay vida hay esperanza, compañeros.
-¿Y no me vas a dar unos pantalones?
-¿Estás tonta ? Ni de broma. Pero si así estás guapísima.
Cuando volvemos al infierno las nuevas normas del sistema, que consisten en que básicamente no hay normas, ya se están aplicando. La cosa no ha cambiado mucho, siguen las mismas barbaridades de siempre, los mismos precios abusivos de la cerveza, aunque ahora el que así lo quiera se puede pirar. No se van tantos como yo esperaba, ni llegan muchos del cielo.
-Jefe -dice Alicia- ¿crees que todo esto de la libre circulación de personas y la destrucción de las barreras territoriales ha servido para algo?
-Pues, no sé -digo sin mucho entusiasmo- Seguramente no, pero así como lo estás explicando es que suena de puta madre.
Ahora me siento más tranquilo, las cosas por fin se han relajado, ya no hay guerra, ni persecuciones, ni motivos para esconderse. Así que recuperando viejas costumbres me voy a dar un paseo, reflexionando sobre todo lo acontecido en mi vida desde que decidimos asaltar aquel último chalet, y a lo tonto aparezco frente a El Corte Inglés de Castellana y me animo a subir hasta la planta joven. Me acerco despacio, casi con cautela, no es que tenga miedo, tampoco supersticiones, pero es que las experiencias vividas me han enseñado cierto respeto por lo desconocido. Me siento e introduzco dos euros en la ranura. Y le pregunto a la máquina Zoltar ¿cómo estaremos dentro de 20 años?
Paquito volvió a asaltar chalets con la clara intención de ser pillado con las manos en la masa. Quería ser desterrado a Marte para buscar una mesa llena de patatas y frutos secos. Aún sigue en ello.
Antoñito se unió a los Hare-Krishna pues al final se dio cuenta de una realidad irrebatible y es que son la única corriente estable y coherente que existe en el planeta, aparte de que mantienen una rutina muy relajante y conveniente para un organismo proclive a las tensiones como el suyo.
Alicia sigue dedicándose a una mezcla lucrativa de adivinación y oportunismo ¿Cómo sería tu vida si estuvieras en el cielo?¿Cuántas amantes tendrías al mes si te trasladaras al infierno?
Rafita dedicó su vida al cultivo intensivo del manzano. Y sigue en ello, intentando desarmar el sistema, aunque haya sido ideado por el mismo, con la presión sobre la oferta. Y es que hay gente a la que simplemente le gusta joder por joder.
Y Scarlett Johansson, pues que te voy a decir….. sigue como siempre. Majísima.
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